10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental

10 de octubre, Día Mundial de la Salud Mental

El 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental y, a través de la celebración de este 2025, se hace un llamamiento en favor de una mayor acción para proteger y aumentar el apoyo de salud mental en tiempos de crisis.  

El tema de este año, “Acceso a Servicios: Salud Mental en Contextos de Catástrofes y Emergencia”, pone de relieve la urgente necesidad de garantizar que el apoyo psicosocial y de salud mental (MHPSS por su sigla en inglés) llegue hasta las personas afectadas por conflictos, desastres, y desplazamiento.

En 2025, este llamamiento es más acuciante que nunca puesto que las necesidades humanitarias siguen aumentando en todas partes, compartió la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). 

En contextos de emergencia, una de cada tres personas padece una condición de salud mental, y en una de cada veinte la condición es severa. El desplazamiento y las alteraciones en los sistemas de salud hacen que el acceso a los cuidados se complique aún más, en particular en el caso de las personas migrantes, quienes a menudo enfrentan barreras legales y sociales incluso antes de las crisis, anotó.  

El programa MHPSS es una intervención vital. Evita el daño a largo plazo, reduce los riesgos de suicidio, y permite que las personas puedan adaptarse y recuperarse del estrés extremo. Más allá de la supervivencia, el MHPSS es esencial para la resiliencia, la protección y la reconstrucción de las comunidades.  

A pesar de su gran importancia, los programas MHPSS en todo el mundo enfrentan considerables recortes presupuestarios, lo cual amenaza el acceso de más de 500.000 personas tan solo en 2025. Con solamente el 2% de los presupuestos nacionales de salud en todo el mundo asignado a la salud mental, esta brecha pone en peligro décadas de progreso.  

En este Día Mundial de la Salud Mental la OIM pide una inversión sostenida, además de colaboración y solidaridad. Juntos debemos asegurar que todas las personas afectadas por crisis tengan acceso a los cuidados que necesiten. 

Por su parte, la Organización panamericana de la Salud (OPS) utiliza el Día Mundial de la Salud Mental de este año para destacar un problema urgente específico de la Región de las Américas: la salud mental de los niños y adolescentes.

Este enfoque responde a las crecientes preocupaciones y necesidades insatisfechas de esta población.

La infancia y la adolescencia son períodos críticos para el desarrollo del cerebro y la salud mental.

Durante estas etapas, el bienestar y el desarrollo de los jóvenes son muy sensibles a las influencias ambientales. Un enfoque de salud mental basado en curso de la vida enfatiza que las experiencias en los primeros años de vida no solo dan forma a la salud mental durante la infancia y la adolescencia, sino que también tienen efectos duraderos en la edad adulta, alterando potencialmente la trayectoria de vida de una persona.  

La calidad del entorno en el que crecen los niños, niñas y adolescentes juega un papel clave en su salud mental, bienestar y desarrollo en general. La exposición a factores como la violencia, el acoso, la discriminación, los conflictos y la pobreza aumenta significativamente el riesgo de desarrollar problemas de salud mental. Además, cuanto mayor sea el número de factores de riesgo a los que se enfrentan niños, niñas y adolescentes, más profundo es el impacto potencial en su salud mental.

La mitad de todas las enfermedades de salud mental comienzan a los 14 años

Los niños, niñas y adolescentes a menudo son vistos como un segmento “saludable” de la población, lo que puede llevar a que se pasen por alto sus necesidades de salud mental. A nivel mundial, uno de cada siete jóvenes de 10 a 19 años experimenta una condición de salud mental.

En la Región de las Américas, la depresión y la ansiedad se encuentran entre las cinco principales causas de años vividos con discapacidad en este grupo de edad, mientras que el suicidio es la tercera causa de muerte entre las personas de 15 a 29 años.

No abordar la salud mental y el desarrollo psicosocial durante la infancia y la adolescencia puede tener consecuencias a largo plazo que se extienden hasta la edad adulta, lo que limita las oportunidades para que alcancen su máximo potencial.

Brechas significativas en la atención

A pesar de la alta carga demostrada de trastornos de salud mental y suicidio en la Región, solo una pequeña fracción de las personas con problemas de salud mental reciben la atención que necesitan.

Esta brecha de tratamiento es aún más pronunciada entre los niños, niñas y adolescentes, que a menudo enfrentan barreras adicionales para acceder a los servicios de salud mental. El Atlas de Salud Mental 2024 destaca una escasez crítica de profesionales especializados en salud mental infantil y juvenil en países de ingresos bajos y medianos, lo que subraya una necesidad insatisfecha de atención y apoyo.

En la Región, otras estimaciones sugieren que la brecha de tratamiento para los trastornos graves de salud mental en niños y adolescentes supera el 50% (Kohn et al., 2018).

La promoción y prevención de la salud mental debe priorizarse en las primeras etapas de la vida

Las intervenciones de promoción y prevención de la salud mental tienen como objetivo fortalecer la capacidad de un individuo para regular las emociones, reducir los comportamientos de riesgo y desarrollar resiliencia para manejar la adversidad.

Los entornos sociales y las redes de apoyo son clave para promover y proteger la salud mental de los niños, niñas y adolescentes.

Los cuidadores y los maestros desempeñan un papel clave para ayudar a los niños, niñas y adolescentes a desarrollar habilidades para la vida que apoyen su capacidad para hacer frente a los desafíos cotidianos. También se puede proporcionar apoyo psicosocial en las escuelas y otros entornos comunitarios para reforzar estos esfuerzos.

La capacitación de los trabajadores de la salud es esencial para permitir la detección temprana y el manejo efectivo de los trastornos de salud mental.

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