Alertan sobre vientos de Santa Ana y riesgo de incendios en BC y sur de California
Vientos de Santa Ana con ráfagas de más de 80 kilómetros por hora afectarán el sur de California, en Estados Unidos, y Baja California, en México, condición meteorológica que estará vigente a partir del lunes 9 hasta la mañana del miércoles 11 de diciembre, alertaron autoridades de ambos países.
Los vientos de Santa Ana traerán aire extremadamente seco a las zonas montañosas y valles en ambos estados, propiciando la propagación de incendios, advirtió tanto el Servicio Meteorológico de Estados Unidos (NWS) como la Coordinación Estatal de Protección Civil (CEPC) de Baja California.
A partir del lunes y hasta el miércoles de esta semana los vientos afectarán el sur de California, principalmente de Los Ángeles hasta San Diego y la costa del condado de Ventura
Los vientos de Santa Ana podrían alcanzar ráfagas de 88 kilómetros por hora (55 millas), mientras que en el noreste de México se prevé alcance velocidades de 20 a 30 kilómetros por hora con rachas de entre 40 y 60 kilómetros por hora en el Golfo de California y otras áreas de la entidad
Ante ello, las autoridades emitieron advertencia de bandera roja en los valles y montañas de Los Ángeles y San diego, así como para la costa del condado de Ventura, la cual estará vigente a partir de las 10:00 de la mañana de este lunes 9 de diciembre. En esa área se pronostica que los vientos más intensos se registraran desde del lunes hasta la mañana del martes.
Mientras que, para Baja California, las condiciones más críticas se esperan el martes, día en que la fuerza de los vientos será mayor. A partir del miércoles, los vientos comenzarán a debilitarse gradualmente, con una mejora significativa prevista para el jueves.
Sin embargo, “mientras prevalezcan estas condiciones, es esencial que la ciudadanía extreme precauciones para prevenir incendios y proteger su seguridad”, indicaron autoridades de Protección Civil de Baja California.
Recomendaciones para evitar propagación de incendios forestales
Los vientos de Santa Ana generan un ambiente propicio para la propagación rápida de incendios forestales, debido a que la humedad relativa descenderá a niveles sumamente bajos, entre el 5 por ciento y el 10 por ciento en las zonas alejadas de la costa.
Para evitarlo, las autoridades de California y Baja California emitieron las siguientes recomendaciones:
No quemar basura ni pastizales. No encender fogatas ni tirar colillas de cigarros. Los vientos pueden aumentar la magnitud de las llamas.
Mantenerse lejos de anuncios espectaculares u objetos grandes como postes, árboles o palmeras. Vigilar el cableado y los tendidos eléctricos y telefónicos, ya que pueden caer con los vientos.
Reducir la velocidad al manejar y hacerlo con precaución en caso de presencia de humo o polvo.
Protegerse de los cambios bruscos de temperatura.
Evitar el uso de instalaciones eléctricas irregulares en casa, como los denominados “diablitos”.
Asegurarse de mantener fuera del alcance de los niños objetos inflamables como cerillos, fuegos artificiales o encendedores.
Mantener los hogares y alrededores libres de maleza, basura y hojas secas.
Asimismo, mantenerse informada a través de los canales oficiales y reportar emergencias de forma inmediata al 911.
¿Qué son los vientos de Santa Ana?
Los vientos de Santa Ana ocurren cuando el aire de una región de alta presión sobre la región seca y desértica del suroeste de los Estados Unidos fluye hacia el oeste a baja presión a la costa de California. Esto crea vientos secos que fluyen de este a oeste a través de los pasajes montañosos del sur de California.
Los vientos de Santa Ana ocurren de septiembre a mayo, pero son más comunes durante los meses más fríos del año.
Estos vientos generalmente se sienten cálidos (o incluso calientes) porque a medida que el aire fresco del desierto desciende por la ladera de la montaña, se comprime, lo que hace que la temperatura del aire aumente.
Estos fuertes vientos pueden causar daños materiales importantes. También aumentan el riesgo de incendios forestales debido a la sequedad de los vientos y la velocidad a la que pueden propagar las llamas por el paisaje.