Acción climática y forestal audaz demandan en el arranque de la COP 30 en Brasil
Greenpeace instó a los delegados en Belém a garantizar que la COP 30 dé como resultado un plan histórico para poner fin a la destrucción de los bosques y cerrar urgentemente la brecha de ambición de 1,5 °C.
Es fundamental construir las capacidades necesarias para que los territorios que se encuentran en vulnerabilidad climática cuenten con los mecanismos necesarios para proteger las vidas que ahora están en riesgo, humanas y no humanas, señaló Viridiana Lázaro de Greenpeace México, durante el arranque de la COP 30 en Belém, Brasil.
“Esto no puede esperar, porque hablar de adaptación en México significa hablar de salvar vidas”, dijo.
An Lambrechts, experta en política de biodiversidad de Greenpeace Internacional, declaró que el lanzamiento del Mecanismo Bosques Tropicales para Siempre (TFFF) ha allanado el camino para la adopción de decisiones firmes en la COP30 para la protección de los bosques, reconociendo el papel fundamental de los pueblos indígenas y las comunidades locales, y superando la compartimentación entre biodiversidad y acción climática, algo esencial para mantener el objetivo de 1,5 °C a nuestro alcance.
“Aquí en Belém podemos hacer historia, pero para ello se requiere un compromiso firme para garantizar que la COP30 esté a la altura de las circunstancias. Ese momento es ahora.”
Y subrayó, “desde Greenpeace México nos sumamos al llamado global para exigir a los líderes mundiales, y a las autoridades mexicanas, compromisos reales y verificables en la COP 30 para no rebasar el umbral de incremento de 1.5 grados en la temperatura, así como detener la deforestación y proteger los bosques tropicales”.
Expuso que tanto la Selva Maya, como el Amazonas, están siendo fragmentadas y destruidas por megaproyectos, deforestación y contaminación. “También los ecosistemas costeros y marinos juegan un papel crítico frente al cambio climático”, dijo.
Asimismo, resaltó la importancia de fortalecer las políticas de adaptación. “En este punto, mantenemos una alta expectativa en torno a la inclusión de compromisos, estrategias y presupuesto para atender a las personas que han sufrido y las que son vulnerables al desplazamiento climático”, anotó.
Carolina Pasquali, directora Ejecutiva de Greenpeace Brasil, declaró que la COP 30 debe ser un punto de inflexión.
“Ya no podemos tratar la protección de los bosques, la transición hacia energías renovables o la adaptación como un conjunto de opciones. La crisis climática avanza en todos los frentes, y la respuesta debe ser ambiciosa valiente e inmediata”, subrayó.
El mundo espera más que ambición en discursos; espera liderazgo a través de la acción. Esto significa planes concretos para acabar con la deforestación para 2030, para la transición hacia energías renovables, el fortalecimiento de la adaptación para aumentar la resiliencia climática y la garantía de la financiación necesaria para que todo esto se haga realidad, agregó.
“Si Belém ha de hacer historia, esta debe ser la COP de la coherencia y la implementación, la que transforme las promesas en caminos concretos, la esperanza en planificación y el liderazgo en responsabilidad compartida”.

En Belém, durante la COP 30, Greenpeace exige:
• Un Plan de Respuesta Global para abordar la brecha de ambición de 1,5 °C y acelerar la reducción de emisiones en esta década crucial, incluyendo acciones decisivas para la transición hacia energías renovables.
• Un nuevo Plan de Acción Forestal quinquenal específico para poner fin a la deforestación para 2030.
• El establecimiento de un nuevo punto permanente en la agenda de la CMNUCC para impulsar la implementación de las Directrices Nacionales sobre Calidad del Clima (NCQG), en particular, el aumento de la financiación pública por parte de los países desarrollados, y el avance de la tributación de «quien contamina paga» para desbloquear una mayor financiación pública para los países en desarrollo.
La COP 30 debe impulsar la financiación climática para la mitigación, la adaptación y la compensación por pérdidas y daños en los países en desarrollo. Con cinco gigantes del petróleo y el gas que obtuvieron casi 800.000 millones de dólares en ganancias durante la última década, los gobiernos deben exigir a los contaminadores que paguen para ayudar a financiar las medidas que se necesitan con urgencia.
“La COP 30 debe lograr avances reales y tangibles en materia de financiación climática y enviar una señal clara de que los contaminadores deben pagar”, concluyó la organización ambientalista.


