Buscan estrategia regional para abordar la amenaza a la salud de animales ponzoñosos
Desde mordeduras de serpientes y picaduras de escorpiones hasta encuentros con arañas y orugas venenosas, los accidentes ocasionados por animales ponzoñosos cobran cientos de vidas cada año y dejan a miles de sobrevivientes con discapacidades permanentes, afectando en particular a comunidades rurales e indígenas.
Ante ello, los países de América Latina y el Caribe avanzaron hacia una estrategia regional para abordar la creciente carga de salud que estos incidentes implican, durante la Primera Reunión Regional de Programas de Accidentes por Animales Venenosos (REDPEVA) que se llevó a cabo del 21 al 22 de agosto, en el Instituto Butantan en São Paulo, Brasil.
En el evento participaron representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), a través de su Centro Panamericano de Fiebre Aftosa y Salud Pública Veterinaria (PANAFTOSA), y con el apoyo de Wellcome Trust.
En un mensaje en video dirigido a los participantes, el doctor Jarbas Barbosa, director de la OPS, subrayó la necesidad urgente de una respuesta unificada para evitar “muertes y discapacidades prevenibles” causadas por envenenamiento de animales ponzoñosos.
Muchos sobrevivientes quedan con discapacidades permanentes, como amputaciones, condiciones neurológicas y psicológicas, que con frecuencia derivan en la pérdida de empleo y una disminución de la productividad.
Las consecuencias económicas y para la salud también son significativas, particularmente para las poblaciones vulnerables, y ejercen una presión considerable sobre los sistemas de salud pública.

Una amenaza silenciosa y subregistrada para la salud pública
Las estadísticas son alarmantes. En América Latina y el Caribe, se reportan más de 57.000 casos de mordeduras de serpientes cada año, aunque es probable que el número real sea mayor debido al subregistro en zonas remotas con acceso limitado a servicios de salud.
De acuerdo con una reciente encuesta de PANAFTOSA realizada en las Américas, los casos de envenenamiento por escorpiones y arañas aumentaron significativamente entre 2021 y 2024, con un promedio de 198.647 y 48.345 casos por año, respectivamente.
Los incidentes por mordeduras de serpientes y orugas se mantuvieron estables en 10,9 y 1,2 por cada 100.000 habitantes, pero aun así superaron las cifras de años anteriores.
Cada año, solo las mordeduras de serpientes afectan a 5,4 millones de personas en todo el mundo, causando más de 80.000 muertes y dejando a tres veces más personas con discapacidades.
El doctor Barbosa señaló que el cambio climático está agravando el problema al modificar los patrones ecológicos y exponer a nuevas comunidades a especies venenosas.
“Esto exige una respuesta regional coordinada y sostenida, basada en el enfoque de Una Sola Salud”, instó, destacando la necesidad de colaboración entre los sectores de la salud humana, animal y ambiental.


