Creciente propagación de la fiebre de Oropouche en 11 países de las Américas

Creciente propagación de la fiebre de Oropouche en 11 países de las Américas

La Organización Panamericana de la Saludo (OPS) emitió una nueva actualización epidemiológica sobre la fiebre de Oropouche, una enfermedad viral que ha reemergido con 12.786 casos confirmados tan solo en lo que va de 2025.

Desde finales de 2023, en la región de las Américas se registra una creciente propagación de este este virus transmitido principalmente por el jején Culicoides paraensis.

Los casos registrados se ubican en 11 países: siete con transmisión autóctona y cuatro con casos importados.

Entre el 1 de enero y el 27 de julio de 2025, los casos confirmados se distribuyen de la siguiente manera: Brasil (11.888 casos), Panamá (501), Perú (330), Cuba (28), Colombia (26), Venezuela (5) y Guyana (1). Además, se notificaron casos importados en Uruguay (3), Chile (2), Canadá (1), y Estados Unidos (1). En 2024, la región registró 16.239 casos en once países y un territorio, incluyendo cuatro defunciones.

En lo que va del año, Brasil concentra la mayor carga, con casos en 20 estados, principalmente Espírito Santo (6.322) y Río de Janeiro (2.497), y ha reportado cinco defunciones, así como casos de complicaciones neurológicas y muertes fetales bajo investigación. Panamá y Perú también enfrentaron brotes significativos, mientras que Cuba y Colombia reportan cifras más reducidas.

La fiebre de Oropouche se caracteriza por fiebre alta, intensos dolores de cabeza, musculares y articulares, con una recuperación habitual en dos a tres semanas, aunque hasta el 60% de los pacientes puede experimentar recaídas. En casos poco frecuentes, puede causar meningitis o encefalitis, y en embarazadas se han reportado posibles riesgos, en particular, potenciales afectaciones al feto.

La expansión del virus a áreas no endémicas, como regiones urbanas de Cuba, está favorecida por factores como el cambio climático, la deforestación y la urbanización en áreas selváticas, que facilitan la proliferación del vector.

La OPS enfatizó la necesidad de fortalecer la vigilancia epidemiológica y el control vectorial para contener la enfermedad, que no cuenta con vacuna ni tratamiento antiviral específico.

Entre las recomendaciones clave de la OPS a los países de la región se incluyen:

Vigilancia: adaptar las acciones según la situación epidemiológica de cada, con el fin de detectar la introducción del virus en nuevas áreas, monitorear su dispersión en zonas con transmisión autóctona y caracterizar adecuadamente la situación epidemiológica.

Control de vectores: Eliminar criaderos de jejenes mediante la eliminación de la maleza, y fomentar prácticas agrícolas sostenibles.

Protección personal: Tomar medidas para prevenir la picadura de los vectores: usar mosquiteros, ropa protectora y repelentes con DEET, IR3535 o icaridina, con énfasis en mujeres embarazadas y trabajadores rurales.

Manejo clínico: Fortalecer el diagnóstico clínico temprano, así como el diagnóstico clínico diferencial, principalmente con dengue. El tratamiento es sintomático dirigido a aliviar el dolor y la fiebre, hidratar o rehidratar al paciente y controlar el vómito. Monitorear complicaciones neurológicas o en embarazadas.

La OPS destacó que la colaboración nacional y regional es esencial para monitorear y controlar la propagación del virus, especialmente en un contexto de circulación de otros arbovirus como el dengue.

La Organización instó a notificar eventos inusuales, como defunciones o casos de transmisión vertical.

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