
Transporte público, clave para alinear políticas públicas contra cambio climático
En Baja California, los ciudadanos recorren en promedio 30 kilómetros diarios, lo que incrementa las emisiones y el estrés urbano
En la lucha contra el cambio climático, una buena gestión del transporte público no solo mejora la movilidad urbana, sino que también incide directamente en la calidad del aire, la salud de la población y la sostenibilidad ambiental.
Así lo planteó José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental México A.C. (CIGAMX), quien subrayó que “el transporte puede ser un foco central de políticas públicas que haga coincidir, articularse a los tres órdenes de gobierno, y además en diferentes áreas”.
Esta coincidencia, explicó, puede manifestarse en acciones coordinadas que mejoren la eficiencia energética, reduzcan emisiones contaminantes y promuevan el uso racional del suelo.
Desde el ámbito municipal, señaló la importancia del uso de suelo en la planeación urbana. “Cuando hay zonas habitacionales, industriales y comerciales bien integradas, se reduce la necesidad de movilidad excesiva. Un uso de suelo mixto y compatible reduce las distancias que las personas deben recorrer cada día”.
Expuso que, en Baja California, los ciudadanos recorren en promedio 30 kilómetros diarios, lo que incrementa las emisiones y el estrés urbano.
Además, Zavala insistió en que los municipios pueden promover una movilidad más limpia al mejorar las vialidades, instalar ciclovías seguras y garantizar una semaforización eficiente que reduzca los arranques y frenados constantes, factores que aumentan la contaminación atmosférica.
A nivel estatal, el transporte público es una responsabilidad clave, anotó al abordar la modernización del sistema de transporte en Tijuana, particularmente en el bulevar Díaz Ordaz, donde se sustituyeron taxis colectivos por autobuses de mayor capacidad. “Se dio un paso hacia adelante al reducir el número de vehículos por persona, pero también uno hacia atrás, porque los nuevos camiones usan diésel, un combustible más contaminante que la gasolina”.
Zavala explicó que el uso de diésel genera emisiones de partículas finas, hollín y óxidos de azufre, lo cual representa un grave problema de salud pública. De ahí la necesidad de avanzar hacia combustibles más limpios, como el gas natural o la movilidad eléctrica, y de aplicar de manera rigurosa los programas de verificación vehicular.
Desde la perspectiva federal, destacó la importancia de las normas oficiales mexicanas para regular la eficiencia de los vehículos, así como la urgencia de hacerlas cumplir de forma efectiva. “Tenemos leyes y normas, pero hace falta un mayor esfuerzo para garantizar su cumplimiento”, advirtió.
Por ello, propuso que el transporte sea asumido como un eje articulador entre la agenda ambiental, de salud pública y de desarrollo urbano.
