
Colocan en Tijuana altar en memoria de periodistas asesinados en México
Con un altar de muertos, en Tijuana se rinde homenaje a los periodistas asesinados en México y se exige a las autoridades un alto a los crímenes contra los comunicadores.
Con esta colorida tradición mexicana de honrar a los muertos el 2 de noviembre, desde 2016 Vicente Calderón, director de Tijuana Press, evoca la campaña de la Unesco contra la impunidad, única realidad que sobrevive a quienes han sido asesinados en el ejercicio periodístico.
“El asunto es que son demasiado los periodistas asesinados en México”, lamentó Vicente.
Su apreciación no es exagerada, en lo que va de 2024 México tiene registro de cinco periodistas asesinados.
Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador el número de comunicadores ultimados fue de 47, mismo número de crímenes perpetrados contra este gremio durante la gestión de Enrique Peña Nieto.
En lo que va del gobierno de Claudia Sheinbaum en México han matado a dos periodistas.
Vicente Calderón lamentó que no se observen cambios en la política que evite que la impunidad sea la norma en los crímenes contra la prensa.
Y esa misma política se refuerza en las entidades de la república, como Baja California, en dónde el panorama es preocupante, señaló.
Muestra de ello, expuso, es el caso de Francisco Ortiz Franco, periodista asesinado en Tijuana hace 20 años, sin que a la fecha su crimen se haya resuelto; peor aún, las autoridades reportaron su expediente extraviado y este año se logró recuperar.
Calderón también recordó el asesinato del fotoperiodista Margarito Martínez en 2022, también en Tijuana, del que hay dos personas detenidas, una sentenciada y otra bajo proceso, pero aún no se enjuicia a los responsables de haber pagado para que lo asesinaran.
El crimen de Lourdes Maldonado es otro ejemplo de la impunidad que prevalece en los asesinatos contra comunicadores. En el caso de Lourdes se sentenciaron a tres personas, pero no se observan avances en cuanto a la investigación del quien ordenó su muerte.
El caso de Luciano Rivera, comunicador ultimado en Playas de Rosarito en 2017, tiene mucho de impunidad, ya que se sentenció a una persona, pero se dejó ir a otra que, según las autoridades estatales, estaba ligado al Cártel de Sinaloa y era el autor intelectual.
El altar de muertos que honra a los periodistas asesinados por tratar de ejercer su libertad de expresión, es también un reclamo hacia las autoridades para que cumplan con su cometido de investigar y frenar la impunidad que prevalece en torno a estos casos.
Este año el altar se colocó en el Centro de Artes de Tijuana (CEART) y se decoró con piezas artísticas en figuras de catrinas mexicanas, elaboradas por personas mayores pertenecientes al programa “Vivan los abuelos”.
