Jardines de lluvia, solución verde para la crisis hídrica en BC

Jardines de lluvia, solución verde para la crisis hídrica en BC

En un contexto de creciente estrés hídrico y urbanización acelerada, los jardines de lluvia emergen como una solución verde clave para ciudades como Tijuana, consideró José Carmelo Zavala Álvarez, director del Centro de Innovación y Gestión Ambiental México A.C. (CIGAMX).

Subrayó que estos espacios permiten captar el agua de lluvia proveniente de techos, calles y estacionamientos, facilitando su filtración al subsuelo para recargar los acuíferos. Además de ser una técnica de bajo costo, ayudan a reducir la velocidad del escurrimiento y mitigar inundaciones.

Zavala destacó como ejemplo exitoso el caso del arroyo Alamar, donde los últimos tres kilómetros no fueron pavimentados, permitiendo la regeneración de un ecosistema ripario que hoy funciona como bosque urbano.

“Gracias al trabajo de vecinos y colectivos comunitarios, esta zona ha sido protegida de invasiones y del uso como tiradero de escombros. Es un caso muy valioso que para conservarse es necesario se le reconozca un estatus de área natural protegida en la escala municipal o estatal”, afirmó.

El especialista también destacó otras soluciones naturales como humedales, jardines verticales, techos verdes y huertos escolares para combatir las islas de calor urbanas, que en ciudades como Mexicali pueden marcar hasta 10 grados Celsius (°C) de diferencia entre zonas con sombra y sin ella.

Muchos habitantes de las ciudades han perdido el vínculo con los ciclos naturales. Esta desconexión se traduce en ciudades que, lejos de ser lugares agradables para vivir, se convierten en espacios grises, calurosos, hostiles, reflexionó Zavala.

Recordó que fenómenos como las islas de calor, cada vez más frecuentes, pueden tener consecuencias fatales, como ocurre en lugares como Mexicali.

Y aunque se anuncian parques y áreas verdes, muchas veces no se les da mantenimiento y terminan siendo “áreas cafés”, abandonadas. “Lo que queremos hoy es volver a hablar de la naturaleza en nuestras ciudades, y cómo podemos traerla de vuelta”, comentó.

Por su parte, Rodrigo Israel González Velázquez, activista social y Oficial de Agua, Saneamiento e Higiene en UNICEF México, explicó que la infraestructura verde es una forma de incorporar elementos naturales dentro del entorno urbano para resolver problemas ambientales y mejorar la calidad de vida.

A diferencia de la infraestructura gris -como tubos o concreto-, la verde trabaja con el agua, el suelo y la vegetación para captar, filtrar e infiltrar el agua de lluvia de manera más eficiente.

Los llamados jardines de lluvia, explicó, son espacios ajardinados construidos de manera intencional para captar el agua pluvial y permitir que se filtre al subsuelo. Este tipo de jardines no solo reducen encharcamientos y escurrimientos, sino que también ayudan a recargar acuíferos, refrescar el ambiente, atraer polinizadores y embellecer los espacios urbanos.

También reducen presencia de contaminantes

Luis Gerardo Domínguez, subdirector del CIGAMX, complementó esta idea mencionando que estudios recientes han demostrado que los jardines de lluvia pueden reducir hasta un 30% la presencia de contaminantes como aceites o metales pesados en el agua antes de que esta llegue a los drenajes o cuerpos subterráneos.

“Son soluciones que tienen impacto ambiental real, además de beneficios sociales y culturales”, apuntó.

Rodrigo González compartió un caso práctico llevado a cabo en el municipio de Villa de Álvarez, en el estado de Colima. En la avenida Pablo Silva, se construyeron seis jardines de lluvia distribuidos a lo largo de dos kilómetros de camellón. Cada uno de estos espacios, además de ser estéticamente agradables, fue diseñado con vegetación nativa y capas filtrantes que permiten infiltrar el agua de manera natural.

A lo largo de un año, estos jardines lograron infiltrar más de 119 metros cúbicos de agua al subsuelo. Esto representa, en términos prácticos, una dotación suficiente para abastecer a más de 400 personas por un día. Pero además de ese beneficio hídrico, estos espacios ayudan a mejorar el paisaje urbano, reducir las islas de calor y ofrecer hábitats para insectos polinizadores.

El proyecto fue impulsado con metodologías del World Resources Institute (WRI) y demuestra que, incluso con intervenciones pequeñas, es posible generar impactos locales significativos. “Las soluciones están al alcance, y lo más importante es que pueden replicarse en cualquier ciudad del país”, agregó.

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