
Los impactos repetidos en la cabeza provocan pérdida neuronal temprana en atletas jóvenes
Una investigación apoyada por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) muestra que los impactos repetidos en la cabeza en deportes de contacto pueden causar cambios tempranos y duraderos en el cerebro de atletas jóvenes y de mediana edad.
Los hallazgos indican que estos cambios pueden ocurrir años antes de que la encefalopatía traumática crónica (ETC) desarrolle sus características distintivas, que actualmente solo pueden detectarse mediante el examen del tejido cerebral después de la muerte.
“Este estudio subraya que pueden ocurrir numerosos cambios en el cerebro tras impactos repetidos en la cabeza”, afirmó el Dr. Walter Koroshetz, director del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS) de los NIH.
“Estos cambios cerebrales tempranos podrían ayudar a diagnosticar y tratar la ETC antes de lo que es posible actualmente”, agregó.
Científicos del Centro de ETC de la Universidad de Boston, el Departamento de Asuntos de Veteranos de Estados Unidos, el Sistema de Salud de Boston e instituciones colaboradoras analizaron tejido cerebral post mortem de atletas menores de 51 años.
La mayoría de ellos habían jugado fútbol americano. El equipo examinó el tejido cerebral de estos atletas utilizando herramientas de vanguardia que rastrean la actividad genética e imágenes en células individuales. Muchas de estas herramientas fueron desarrolladas por la Iniciativa de Investigación Cerebral a través del Avance de las Neurotecnologías Innovadoras de los NIH, o la Iniciativa BRAIN.
Los investigadores identificaron muchos cambios adicionales en el cerebro, además de la firma molecular habitual conocida por los científicos: la acumulación de una proteína llamada tau en las células nerviosas junto a pequeños vasos sanguíneos en las profundidades de los pliegues cerebrales.
Por ejemplo, los investigadores encontraron una sorprendente pérdida del 56% de un tipo específico de neuronas en esa zona cerebral específica, la que recibe fuertes impactos y donde también se acumula la proteína tau.
Esta pérdida fue evidente incluso en atletas sin acumulación de tau. Además, se correlacionó con el número de años de exposición a impactos repetitivos en la cabeza.
Por lo tanto, los hallazgos sugieren que el daño neuronal puede ocurrir mucho antes de lo que es visible a través del marcador de la enfermedad de la encefalopatía traumática crónica (ETC), tau, actualmente conocido.
El equipo también observó que las células inmunitarias del cerebro, llamadas microglia, se activaron cada vez más proporcionalmente a los años que los atletas habían practicado deportes de contacto.
El estudio también reveló importantes cambios moleculares en los vasos sanguíneos del cerebro. Estos cambios incluyeron patrones genéticos que podrían indicar actividad inmunitaria, una posible reacción a niveles bajos de oxígeno en el tejido cerebral cercano y el engrosamiento y crecimiento de pequeños vasos sanguíneos.
Junto con estos hallazgos, los investigadores identificaron una nueva vía de comunicación entre la microglía y las células de los vasos sanguíneos. Los autores sugieren que esta comunicación cruzada podría ayudar a explicar cómo los problemas celulares tempranos preparan el terreno para la progresión de la enfermedad mucho antes de que la ETC se haga visible.
El estudio es uno de los primeros en centrarse en atletas jóvenes, desviando la atención de la ETC avanzada en personas mayores a las primeras señales celulares de daño.
“Lo sorprendente son los drásticos cambios celulares, incluyendo una pérdida neuronal significativa y localizada en atletas jóvenes sin ETC detectable”, afirmó el Dr. Richard Hodes, director del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA) de los NIH.
“Comprender estos eventos tempranos puede ayudarnos a proteger a los atletas jóvenes de hoy, así como a reducir el riesgo de demencia en el futuro”, dijo.
Al revelar las primeras señales de alerta celular, este trabajo sienta las bases para nuevas formas de detectar los efectos cerebrales de las lesiones cerebrales repetidas y potencialmente conducir a intervenciones que podrían prevenir la devastadora neurodegeneración por encefalopatía traumática crónica (ETC), concluyó.
